Un acabado sencillo y muy llamativo para piezas al torno es el agrietado utilizando silicato sódico. Sobre la pieza en fresco, aplicamos el silicato, lo secamos superficialmente y terminamos de abrir la pieza, de manera que esa superficie seca se agrietará.
Empezamos centrando la pella de arcilla, en este caso gres chamotado, y subimos un cilindro con las paredes más gruesas de lo habitual. Una vez hecho el cilindro básico, lo cerramos mucho, más estrecho que nuestra mano.
Limpiamos la superficie de barbotina y aplicamos una fina capa de silicato sódico con una brocha suave que no marque la superficie. En este caso, he dejado una franja sin silicato en la parte superior para hacer después el labio de la pieza. Hay que procurar que el silicato no chorree hasta el plato del torno; si ocurre, lo limpiamos con una esponja.
El silicato una vez que se seco es muy difícil de limpiar, así que la brocha que utilicemos, debemos meterla en agua enseguida.
Podemos optar por dejar secar la superficie al aire o acelerar el proceso con una pistola de calor o con el soplete. Es importante que el secado sea sólo superficial; necesitamos seguir trabajando la pieza.
El siguiente pasa es abrir la pieza y darle la forma deseada. A diferencia de otras piezas, sólo trabajamos desde dentro para no tocar la zona donde hemos aplicado el silicato.
Metemos la mano con cuidado y en varias pasadas vamos abriendo la pieza con la punta de los dedos. Cuando estemos satisfechos con la forma general de la pieza, terminamos el labio de la forma habitual, pues en la franja superior no hemos aplicado silicato.
Cuando la pieza esté en dureza de cuero, repasamos la base. En este caso va a ser un macetero colgante y le he hecho la base redondeada.
Para aumentar el contraste entre la zona agrietada y el resto, me gusta bruñir las zonas que han quedado lisas.