Una vez que nos sentamos al torno, la forma más básica que debemos practicar es el cilindro. Practicar como subir las paredes de nuestra pieza de forma regular en diámetro y espesor nos ayudará posteriormente a hacer piezas más complejas con facilidad.
En este caso, hacemos una pequeña variación sobre el cilindro para llegar al cuenco de te japones o chawan, de fondo casi plano y paredes bastante rectas en comparación con otros cuencos de te como los coreanos. Centramos y abrimos como para cualquier cilindro, pero iremos anticipando la creación del tacón, metiendo un poco la arcilla en la base.
Cuando estamos satisfechos con sus dimensiones, podemos alterar su superficie para darle algo más de movimiento. Un simple palillo de modelar aplicado aleatoriamente sobre la superficie exterior nos genera un relieve que puede ser muy interesante.
Cuando la pieza está en dureza de cuero, repasamos el tacón con cuidado de no alterar la superficie creada con el palillo.
Para este cuenco he elegido un esmalte con titanio y cobre que interacciona muy bien con la superficie irregular del cuenco.